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Ayudemos a nuestro presidente Luis Abinader

1 – En los libros de historia de los presidentes de Estados Unidos de América, se narra que Franklin Delano Roosevelt, presidente #34 (desde 1933 hasta su muerte en 1945, recibía en su despacho a todo tipo de personas (sindicalistas, economistas, empresarios, obreros etc.), para que le presentaran sus problemas y juntos buscarles solución. Se dice que todos venían con ideas revolucionarias o sorprendentes, difíciles de aplicar por las buenas en su gobierno. Fue así como en ese contexto histórico, en 1934, se entrevistó con los líderes sindicales y después de cuatro horas de discusiones les decía: Muy bien, me habéis convencido de que tenéis razón. Ahora, salid ahí fuera y obligadme a hacerlo”.

2 – Ochenta y seis años después (febrero de 2020), en España, Pablo Iglesias, vicepresidente de esa nación, recurría a la misma fórmula de Roosevelt, para lograr las reivindicaciones de la clase oprimida que se dirigían a él solicitándole ayuda, pero Pablo, en vez de usar la frase de Roosevelt, les decía: «¡apretad, apretad!, porque vuestras reivindicaciones son justas y merecen ser atendidas».

3 – Pablo Iglesias, poco antes de su dimisión el 15 de marzo de 2021 explicó el por qué de lo ¡apretad, apretad”, con las palabras siguientes: «Tenemos un sistema democrático, pero limitado por poderes que ponen muchas trabas y muchas dificultades a que la voluntad popular de la gente se pueda expresar. Estar en el Gobierno no es estar en el poder. Yo dije antes de ser vicepresidente del Gobierno que hay señores que mandan más que los diputados y los ministros y ahora que soy vicepresidente, lo vuelvo a decir: hay dueños de bancos, dueños de grandes empresas que tienen más poder que yo, y no les ha votado nadie».

4 – Con la declaraciones y actitudes de Roosevelt, Pablo Iglesias y otros, como es el caso de nuestro presidente Luis Abinader, queda demostrado, lo decía el jurista nazi Carl Schmitt:» el poder no lo detenta quien lo ejerce, sino quien puede cesar a quien lo ejerce»; o como sentó Mao Zedong: “el poder nace de la boca del fusil”, a lo que hay que añadirle: “y del poder económico”. El verdadero poder está lejos de las urnas, está en los grupos de poder; en caso dominicano, son grupos bien identificados: unas cuantas familias que son los dueños absolutos de las riquezas del país, y que establecen las leyes a la medida de sus intereses, peculiaridades y antojos.

5 – Este artículo viene en consecuencia al gran disgusto que ha ocasionado al país todas las tramas que se han descubierto en el contrato de fideicomiso para administrar a Punta Catalina y a otros bienes del pueblo por élites voraces, que al final de cuenta solo buscan apropiarse de los bienes del pueblo con sutiles entramados jurídicos. No es posible en este artículo extenderme sobre esos entresijos jurídicos para desglosar los subterfugios donde se esconden las verdaderas intenciones de este contrato. No obstante, puedo decir lo siguiente:

6 – El solo hecho de que la duración de ese fideicomiso sea por 30 años, de por sí, es un regalo encubierto de Punta Catalina a los fideicomitentes, en razón de que en 30 años Punta Catalina habrá cumplido su vida útil, o sea, será una chatarra. Entonces, de hecho, viene a ser, que por esa situación queda claro, que el referido fideicomiso fue concebido con toda la mala fe del mundo para que el sector privado fideicomitido usufructuara un bien del pueblo de manera aberrante, tal como lo han hecho los grupos de poder desde la creación de la República. En resumen, la historia se repite una vez más: un bien del pueblo pasa a manos privadas para su usufructo de unos pocos privilegiados, pero los problemas, las pérdidas y deudas – en todo caso – las asume el pueblo.

7 – En treinta años, nuestro presidente (si es que está vivo, Dios lo quiera), tendrá 85 años (o sea, será un anciano enjuto). Su mujer (doña Raquel), tendrá 82 años (la Vieja Belén, o una viejita titiritaña). Sus hijas llegando o pasando de los sesenta. Hipólito, 108 (será cadáver). Leonel y Danilo, dos calaveras de cien. Celso Marranzini tendrá 100 años. Juan Vicini Perdomo y Felipe Vicini Perdomo estarán llegando a los cien años. José Luis Corripio tendrá 117 años (una momia). Lisandro Macarrulla, tendrá 96. Los cinco del Comité Técnico, llegando a los cien años, lo mismo que todos esos turpenes del Conep. La mayoría de mis lectores, unos estarán muy viejos (carcamales), y los que vivan, estarán llegando o pasando de los cien años. Los recién nacidos (hombres y mujeres), serán adultos de 30 años. Yo (MEG), por lo menos, tendré 20 años de muerto. Y Punta Catalina será una chatarra, una vieja renca y adolorida, que para ese tiempo lejano habrá llegado al final de su vida útil.

Conclusión
A – Nuestro presidente Luis Abinader con el asunto del fideicomiso Punta Catalina, ha estado enfrentando con los voraces e insaciables grupos de poder, una situación muy parecida a la que enfrentaron el presidente Roosevelt y Pablo Iglesias con las demandas de sus respectivos pueblos por reivindicaciones sociales. Entiendo que nuestro presidente Luis Abinader como el estadounidense Franklin D Roosevelt y el español Pablo Iglesias, tiene las mejores intenciones del mundo para con su pueblo, pero que al igual que aquellos, tiene la resistencia de los indolentes grupos de poder que con mil maneras no santas, obstruyen esas buenas intenciones.

B – Ante esta situación, la de fórmula Pablo Iglesias (¡apretad, apretad) y la de Roosevelt (salid afuera y obligadme a hacerlo), son la mejor manera que tiene el pueblo para ayudar a nuestro presidente, en consecuencia, salgamos a las calles, reclamemos, protestemos, exijamos, dejémonos sentir, reventemos las redes y las calles y obliguémoslo a hacerlo, tal como hemos hecho en otras ocasiones frente a los entuertos de nuestros desgobiernos. Esta es la mejor manera de ayudar a nuestro presidente frente a esos grupos de poder egoístas que se han creído que están por encima del bien y del mal y que son los dueños absolutos de los bienes de nuestra patria.

C – Si no ayudamos a nuestro presidente Luis Abinader, si no lo apoyamos, esos grupos terriblemente codiciosos lo acorralarán; y al pueblo, lo pisotearán y se apropiarán de todas nuestras riquezas. Entonces, por vía de consecuencia, definitivamente esos individuos terriblemente codiciosos hasta lo indecible, se cogerán el país solo para ellos, sin importarles que a los demás se los lleve el mismo diablo. De personas indolentes y deshumanizadas, que su Dios es el dinero y el poder, que piensan que nunca se van a morir, o creídos que se van a llevar consigo al otro mundo sus fortunas, con monstruos así, no podemos esperar otra cosa.
D – Entonces, ¡señor presidente, su fortaleza está en el pueblo, apóyese en él, para que también usted pueda contar con él. En esta reciprocidad, está el secreto del éxito de cualquier gobierno, por consecuencia, usted no tiene de otra si quiere ser reelegido, y salir victorioso del Palacio Nacional.

A mis lectores, les dejo la palabra….

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